lunes, 2 de octubre de 2017

LOS GRIEGOS



1.      Los Juegos Griegos.
Carácter profunda­mente religioso tuvieron los grandes juegos griegos. Los convocaban las anfictionías; se celebraban en honor de un dios.
Fueron un auténtico lazo religioso y deporti­vo: un importante componente de unidad entre los griegos que acudían de las distintas polis, aunque no fuera para competir. Los más impor­tantes fueron los Olímpicos, que se celebraban en la ciudad de Olimpia, en honor de Zeus. Los Juegos Píticos se celebraban en Delfos en honor de Apolo, los Ístmicos, en Corinto, bajo el patronazgo de Poseidón, y los Nemeos, en Nemea, en honor de Zeus.
4.  La filosofía o "amor a la sabiduría".
La filosofía griega constituyó el gran intento por conocer al hombre y a la naturaleza, utili­zando la razón. Ese racionalismo griego se convirtió desde entonces en la piedra angular de lo que se viene en llamar civilización occi­dental, de la que somos descendientes directos.
Las primeras manifestaciones de la filosofía griega se dieron en Asia Menor. Los pensado­res anteriores a Sócrates (presocráticos), Ta­les de Mileto, Anaximandro, Anaximenes, Heráclito, Demócrito y muchos otros ten­dían más a la explicación de la Naturaleza, buscaban afanosos la arjé o principio genera­dor del mundo
Con Sócrates) la filosofía se hizo antropocéntrica. "El hombre es la medida de todas las cosas", diría Protágoras de Abdera. Sócrates enseñó una filosofía práctica sobre dos puntos funda­mentales: el conocimiento de sí mismo y la práctica de la virtud. Propuso la búsqueda de la verdad como ideal de la juventud. Platón (discípulo de Sócrates y fundador de la Academia) desarrolló en sus Diálogos una alta concepción filosófica fundamentada en las ideas, de las cuales el bien es la supre­ma; la realidad concreta del mundo es simple reflejo de ese plano ideal
La filosofía griega llegó a su culminación con la figura de Aristóteles), quien preconizaba que la verdad estaba en el mundo exterior y el hom­bre debía obtenerla a través de su razón, rec­tamente aplicada. Para ello desarrolló los fun­damentos de la lógica, siendo tam­bién el iniciador de la Metafísica. Para Aristóteles, el ideal era el equilibrio, el término medio entre la razón y el instinto. Este equilibrio era también el ideal político y artístico de la Grecia clásica.

5.  La ciencia griega, hija predilecta de la filosofía.
Los griegos vinculaban todas las ciencias con el pensamiento filosófico abstracto. Definirse filósofo era anterior a definirse científico. Así, Platón hizo escribir a la entrada de la Aca­demia: "No entre aquí quien no sepa geome­tría".
5.1 Matemática y Física. Pitágoras consideró que los números son la clave para entender el universo. La apreciación sensorial de vibracio­nes obtenidas por cuerdas situadas a interva­los regulares permitió a Pitágoras elaborar una completa teoría de la armonía. Desarrollo el TEOREMA DE PITÁGORAS
5.2 La Física tuvo su principal representante en Arquímedes quien desarrolló su famoso principio, la teoría de la palanca, el tornillo, el rayo de calor, entre otros.
5.3 Geografía y Astronomía. La Geografía conoció un progreso decisivo en la primera época alejandrina (siglo IV a. C.), merced a los grandes viajes de Piteas, que llegó hasta la isla de Thule (para algunos. Islandia): y a las obser­vaciones de Heráclides que habló ya de la rotación de la Tierra y de la traslación de los planetas Mercurio y Venus alrededor del Sol. Aristarco de Samos defendió incluso el mo­vimiento de la Tierra en torno al Sol. Con ello, la teoría, heliocéntrica atribuida a Copérnico, ha­bría existido ya dieciocho siglos antes. Eratóstenes midió con aproximación la lon­gitud de un grado del meridiano terrestre. Bajo la dominación romana, brilló el griego Claudio Ptolomeo, autor del primer mapa­mundi conocido.
5.4 Medicina. Hipócrates de Coses considerado el padre de la medicina. Elaboró una ética de la profesión, que se recoge en el juramento hipocrático vigente en la actualidad. La es­cuela de Alejandría impulsó también la medici­na, destacando Teofrasto, con una historia de las plantas medicinales, y Nicandros, con un tratado sobre los contravenenos. En plena dominación romana, sobresalieron los médicos Galeno.
5.5 La Historia Aunque al principio la prosa no tuvo mucho éxito como medio de expresión en Atenas, en el siglo V a. C. fue cultivada por historiadores y filósofos que le darían gran prestigio. Heródoto a quien Cicerón llamó "padre de la Historia", vivió en el siglo V a. C. Sus obras constituyeron, con la Biblia, la fuente de noti­cias más importante de la Antigüedad. En “Los Nueve Libros de la Historia” se muestra como un narrador ameno de los he­chos de su época. Narró la historia del Imperio Persa y el desarrollo de las guerras persas. Tucídides fue, después de Heródoto, el más importante de los historiadores griegos. Vivió también durante el siglo V a. C. En su Historia de la Guerra del Peloponeso introdujo la his­toria científica y objetiva. Jenofonte cierra el ciclo de grandes histo­riadores griegos. Probablemente, vivió entre el 430 y 355 a. C. En su famosa obra Anábasis, narró la retirada de los 10.000 griegos que fueron a Persia en ayuda de Ciro el Joven contra Darío II. Además de obras históricas, Jenofonte escribió otras de contenido econó­mico, político y moral.
5.6 La literatura la poesía dramática, épica y lírica. Como en otros campos de la civilización, la literatura griega estableció los cauces futuros de nuestra literatura occidental. Con ella se crearon géne­ros tan importantes como el dramático. En el campo de la poesía épica, se encuen­tra la gran figura de Homero presunto autor de la gran epopeya de Troya (“La Ilíada”) y el retorno de Ulises a su patria (“La Odisea”). También en el campo de la épica, se mueve el gran Hesíodo, autor de la Teogonía, obra de carácter mitológico de inapreciable valor. En la poesía lírica, que se acompañaba de música y danzas, destacan Anacreonte, que exalta los placeres de la mesa, del vino y del amor; Píndaro, el poeta de la gloria y la victoria, y la primera poetisa que registra la historia: Safo de Lesbos. El teatro, la tradición vincula el origen del teatro con las fiestas que se celebraban en honor de Dionisio, con motivo de la vendimia. Estas fiestas eran de carácter colectivo. En ellas se interpretaban canciones y danzas en honor del dios del vino. Los actores solían apa­recer vestidos con pieles de machos cabríos (trasgos); de ahí el nombre de tragedia. Ade­más, se cubrían el rostro con una máscara en que aparecían los rasgos más acusados del personaje que interpretaban. La tragedia cons­tituye el más alto aporte de la cultura griega a la historia de la literatura. Esquilo fue llamado el "padre de la trage­dia". Los diálogos se desarrollaban en sus comienzos entre un coro y el prota­gonista, que le contestaba. Esquilo redujo el coro e introdujo un segundo personaje. Sus obras (Los persas, Los siete contra Tobas, La Orestíada, etc.) son de contenido histórico-mítico. Fue el verdadero maestro de la tragedia griega, en la que se agitan las pasio­nes con gran intensidad. Sófocles dio a la tragedia su perfección defi­nitiva. Introdujo un tercer personaje y reforzó la importancia del coro. Las obras surgen a partir de la psicología de los protagonistas. Su trilogía de Edipo (Edipo rey, Edipo en Colonna y Antígona) se considera como la obra maestra del arte trágico en Grecia. Eurípides aprovechó los resortes dramáti­cos de la tragedia para expresar la desilusión de sus personajes ante el mundo y los dioses. La acción de sus obras se centra en el hombre común y la vida cotidiana: Medea, Hipólito coronado, Las troyanas.  La comedia tuvo también su origen en las fiestas dionisíacas. El primer comediógrafo del que se tienen noticias completas fue Aristófa­nes quien, con una gran libertad y en tono satírico, criticaba aspectos de la vida política, las costumbres, los filósofos, las modas, etc. Entre las comedias que se han conservado de él destacan Las nubes y Lisístrata. La oratoria en Grecia y, en especial, en Atenas, la elocuencia o el arte de hablar bien, era de gran importancia. Un lugar desta­cado entre los oradores griegos ocupó Demóstenes que vivió en la época en que Macedonia, pequeño estado del norte de Grecia, amena­zaba con dominar a su patria. Sus discursos más famosos fueron pronunciados contra Filipo, rey de Macedonia, y recibieron el nombre de filípicas.
5.7 La arquitectura, equilibrio y proporción. Al igual que los filósofos buscaban afanosamente la verdad, los artistas perseguían la representación de la belleza tal como la percibían en la naturaleza, de manera que la belleza vino a ser el equivalente artístico de la verdad. Frente a lo colosal del arte oriental, el griego se caracterizaba por la búsqueda del equilibrio y la proporción entre los diversos elementos arquitectónicos, así como la armonía y belleza del conjunto. Los templos eran la representación más genuina de la arquitectura griega. El esquema básico de un templo griego consistía en un rectángulo de mármol sobre el que se apoya­ban las columnas que sostenían los arquitra­bes. El tipo de columna determinaba los llama­dos "órdenes clásicos": dórico, jónico y corin­tio.
Las construcciones más importantes fueron: El teatro, constaba de tres elementos: la es­cena, la orquesta (de planta circular reserva­da para el coro delante de la escena) y la gradería semicircular (hemiciclo) para el públi­co. El teatro más conocido fue el de Dionisio en una de las laderas de la Acrópolis de Atenas. El estadio, de planta rectangular y grade­ría, se celebraban juegos deportivos, a los que tan aficionados eran los griegos. El Hipódromo, parecido al estadio, se dedicaba a las carreras de caballos y carros.
5.7 La escultura: belleza y proporciones. La escultura griega destacó por su afán natu­ralista. Las estatuas constituyeron un verdadero estudio del cuerpo humano, en reposo o en movimiento, entregándose a la repre­sentación del hombre en la plenitud de su per­fección corporal. El material preferido por el escultor griego era el mármol blanco, al que seguía en importancia el bronce.
5.8 La pintura y la cerámica. Ninguna obra pictórica griega ha llegado hasta nosotros. Por textos conocemos la personalidad de varios pintores como Polignoto, Zeuxis y Parrasio. El más moderno fue Apeles (pintor de Alejan­dro. Por la decoración de las piezas cerámicas (tan abundantes) se puede enjuiciar la pintura griega con más seguridad. Entre los siglos VIII y VIl a. C., la decoración que predominó fue la geométrica. Vino luego el estilo oriental de la cerámica de Corinto, con decoración fundamentalmente animalística y policroma. A partir del siglo VI, y en Atenas, comienza a representarse la escena humana y mitológica, con la que se documentan muchos aspectos históricos de Grecia.
 5.8 La educación y el desarrollo armónico de la persona
La educación, como un desarrollo armónico de todas las potencialidades positivas del nom­bre, ha sido otro de los aportes más significa­tivos de los griegos al mundo occidental. El ciudadano ateniense basaba la perfección humana en la belleza física externa, armoni­zada con la bondad interior. Los niños permanecían con sus familias has­ta los siete años. Después, debían acudir a la escuela acompañados por el pedagogo, habitualmente un esclavo. El pedagogo se limitaba a llevar al niño diariamente de la casa a la escuela. Allí, bajo la dirección del preceptor o maestro, los pequeños aprendían a leer y escri­bir. El niño asistía a las clases del citaris­ta, que le enseñaba a tocar la cítara y adaptarse al ritmo musical. Los poemas homéricos eran la base de la enseñanza: los alumnos debían aprender de memoria exten­sos trozos de estos libros. El heroísmo, el amor a la patria, el sentido de la amistad, eran virtu­des analizadas a través de su lectura y debían constituir ideales de vida de los atenienses. Cuando el joven tenía más edad, ingresaba al gimnasio con el fin de desarrollar sus cualidades físicas, a las que los atenienses daban un especial relieve. La mayor preocupa­ción por la educación física comenzaba a los 14 años. Los jóvenes realizaban sus ejercicios físi­cos bajo la dirección de un maestro especial. “Mente sana en cuerpo sano”, era el ideal educativo de los griegos. La educación superior llegó a alcanzar en Atenas un brillo extraordinario, con escuelas tan famosas como la Academia (en que ense­ñaba Platón, o el Liceo a cargo de Aristóteles. La educación de la mujer era muy diferente. Sólo recibía la que se le otorgaba en el hogar. Vivía recluida en el gineceo, segundo piso de la casa: se desarrollaban en ella las virtudes domésticas y se la preparaba para el matri­monio.



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